miércoles, 22 de diciembre de 2021

HISTORIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

AUTOR:VERÓNCA DEL AMO PLANA 

HISTORIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: EN QUÉ MOMENTO SURGE Y SU EVOLUCIÓN HASTA LA ACTUALIDAD


La Inteligencia Artificial, al igual que Internet y toda la revolución tecnológica y digital forman parte de los avances de las últimas décadas. No obstante, su desarrollo se remonta a muchos años atrás.

 Concepción: principios del siglo XX

En la primera mitad del siglo 20, la ciencia ficción familiarizó al mundo con el concepto de robots artificialmente inteligentes. Comenzó con el personaje del hombre de hojalata de la versión original de Mago de Oz y continuó con el robot humanoide en Metrópolis. Alrededor de los años 50, surgió una generación de científicos, matemáticos y filósofos con el concepto de inteligencia artificial (IA) culturalmente asimilado en sus mentes. Una de esas personas fue Alan Turing, un joven polímata británico que exploró la posibilidad matemática de la inteligencia artificial. Turing sugirió que los humanos usaran la información disponible, así como la razón para resolver problemas y tomar decisiones. Esto le llevó, no sólo a él sino al resto de estudiosos de la época y, posteriormente a todo el mundo, a plantearse una cuestión: ¿si los humanos pueden, por qué las máquinas no pueden hacer lo mismo? Este fue el marco lógico de su artículo de 1950: Computing Machinery and Intelligence, en el que discutió cómo construir máquinas inteligentes y cómo probar su inteligencia.

Alan Turing: el padre de la Inteligencia Artificial

Fue realmente años casi dos décadas antes, en 1936, cuando se inició el proceso de la inteligencia artificial moderna, prácticamente se puede decir que la inventó Alan Turing, el experto matemático que descifró los códigos secretos nazis de la famosa máquina Enigma. Adelantó dos años el fin de la Segunda Guerra Mundial y permitió que los aliados pudieran leer y prevenirse de las intenciones de los alemanes. En 1936 Alan Turing publicó su concepto de máquina universal, describiendo lo que era un algoritmo informático y un ordenador. No obstante, no fue en ese momento cuando nació la IA. Los ordenadores necesitaban cambiar fundamentalmente pero, a finales de los años 40, las ordenadores carecían de un requisito previo clave para la inteligencia: no podían almacenar comandos, solo ejecutarlos. En otras palabras, se les podía decir qué hacer, pero no podían recordar lo que hacían. Por otra parte, la informática era extremadamente cara. A principios de la década de 1950, el costo de comprar un ordenador era de hasta 200.000$ al mes. Solo las universidades más prestigiosas y las grandes empresas de tecnología podían permitirse este lujo. Se necesitaba una prueba de concepto, así como la defensa de personas de alto perfil para persuadir a las fuentes de financiación de que valía la pena perseguir la inteligencia artificial.

John McCarthy, nace el término ‘inteligencia artificial’


Cinco años más tarde, la prueba de concepto se inicializó a través de Allen Newell, Cliff Shaw y Herbert Simon mediante el programa Teórico de la Lógica. El Teórico de la Lógica fue un programa diseñado para imitar las habilidades de resolución de problemas de un ser humano y fue financiado por la Corporación de Investigación y Desarrollo (RAND). Es considerado por muchos como el primer programa de inteligencia artificial y fue presentado en el
Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence (DSRPAI) organizado por John McCarthy y Marvin Minsky en 1956. En esta conferencia histórica, McCarthy, imaginando un gran esfuerzo de colaboración, reunió a los mejores investigadores de diversos campos para una discusión abierta sobre inteligencia artificial. Por lo tanto, es en 1955 cuando se acuña por primera vez el término “Inteligencia Artificial”, por el informático John McCarthy, que proporcionó fundamentales aportaciones para su desarrollo. En 1956, McCarthy dio lugar a la creación del aprendizaje automático, el aprendizaje profundo, el análisis predictivo y el análisis prescriptivo. También dio lugar a un campo de estudio totalmente nuevo: la ciencia de los datos.

  Isaac Asimov, leyes de la robótica

Las tres leyes de la robótica son un conjunto de normas elaboradas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov que se aplican a la mayoría de los robots de sus obras y que están diseñados para cumplir órdenes. Aparecieron por primera vez en el relato Círculo vicioso de 1942 aunque, es en 1940 cuando pone estas ideas en común y las desarrolla con el escritor J.W. Campbell. Estas leyes se aplicaban a los robots de sus novelas de ciencia ficción. Las tres leyes de la robótica son las siguientes:

-   No causar daño: “un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño”. Si reflexionamos sobre esta ley en la actualidad, podemos pensar en un ejemplo de inteligencia artificial: los coches autónomos. Si por ejemplo el coche va a chocar contra otro, él mismo debería apartarse aunque “él” esté circulando correctamente, para no causar daño, siguiendo la primera ley de Asimov.

-   Cumplir las órdenes: “un robot debe cumplir las órdenes de los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley”. Así, el robot deberá cumplir las órdenes que se le envíen, a no ser que éstas sean incompatibles con la primera ley (es decir, se priorizará siempre el evitar el daño y el no provocarlo).

-   Proteger la propia existencia: “un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley”.

Estas leyes constituyen una equiparación al conjunto de instrucciones más complejas que se introducen en el cerebro de los robots en la actualidad.

Desarrollo y auge: la Inteligencia Artificial en la actualidad

Hoy en día, la cantidad de datos que se generan a través de las redes sociales, la comunicación de masas y toda la tecnología en general, tanto por parte de los humanos como por parte de las máquinas, supera en gran medida la capacidad que tienen las personas de absorber, interpretar y tomar decisiones complejas basadas en esos datos. Es por ello que la inteligencia artificial supone la base de todo el aprendizaje automático y es tan necesaria para poder interpretar y aprovechar todos esos datos masivos que han cambiado por completo el ritmo de vida de las personas y los modos de trabajar en gran parte de los sectores en prácticamente todo planeta. Y es que los ordenadores son extremadamente eficientes a la hora de calcular estas combinaciones para llegar a la mejor decisión. La IA y su evolución lógica del aprendizaje automático y el aprendizaje profundo constituyen los cimientos del futuro en la toma de decisiones políticas, empresariales y sociales. Esto se demuestra en que la IA se aplica en nuestro día a día, desde los servicios financieros, las predicciones de compras en comercios y las interacciones en línea. Está tan integrada en que, por ejemplo, cuando una persona inicia un diálogo en una página web mediante un chat (bot conversacional), la interacción se realiza a menudo con un ordenador que ejecuta un sistema de IA especializado. Si se llega a un punto en el que el bot conversacional no puede interpretar o abordar la pregunta, interviene una persona que se comunicará directamente con ella. Los expertos alegan que “estas instancias no interpretativas alimentan un sistema de computación de aprendizaje automático que mejora la aplicación de la IA en las interacciones futuras”.


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