AUTOR: ARTURO SANTIAGO DELGADO SÁNCHEZ
En la vida diaria hay cientos de ejemplos de inteligencia artificial seamos conscientes o no de ellos, desde la ubicación de los productos en un supermercado a un coche autónomo. Veamos algunos de ellos:
La vivienda inteligente
Los termostatos para la refrigeración ya son inteligentes. Saben de las personas que ocupan la zona, de la temperatura exterior y de cuáles son nuestras preferencias. El regulador dicta las órdenes precisas al sistema de calefacción o de frío para bajar o subir temperaturas.
Asimismo en las viviendas, distintos sensores graban nuestros hábitos y rutinas y la IA encenderá automáticamente la luz cuando sea la hora de levantarnos, nos recordará la toma de medicación o avisará a un sistema de emergencia si una persona no sigue sus pautas habituales.
A su vez si soltamos un objeto al suelo, este reconocerá su espacio para saber dónde se encuentra. Ha ‘memorizado’ previamente la sala y en su código ha introducido longitudes, mobiliario, alfombras. Es capaz de hacer su trabajo sobre un plano previamente elaborado por ella misma. Los algoritmos son fundamentales para realizar estas tareas.
Correo electrónico
El ‘simple’ email es otro caso de IA. La mayoría de los servicios de correo electrónico reconocen e identifican correos no deseados y spam, saben cuáles serán aceptados por el receptor y cuáles seleccionan para dirigirlos a carpetas no principales.
Las relaciones virtuales
Las redes sociales monitorean a tiempo real nuestras preferencias, nuestros gustos, el perfil de nuestros contactos. Con estos datos nos van a sugerir ‘amistades’ o perfiles a los que seguir, nos van a hacer recomendaciones y lo que aún sorprende: nos van a presentar publicidad individualizada sobre productos o servicios que hemos buscado en algún momento.
Para ello, el sistema se basa en nuestras preferencias emocionales y sitios web que hayamos visitado. Un sistema de Inteligencia Artificial puede redirigirnos a cualquier tipo de actividad que nos guste porque ha seguido nuestros pasos en la red.
Música, cine, ocio
El ocio es uno de los espacios preferidos por la Inteligencia Artificial. No es ocio, sino nuestro ocio. ¿Cómo? Sabe qué vemos a través de Netflix, HBO, etc., también lo que escuchamos en Spotify. Un servidor nos sigue y analiza preferencias, conoce cuáles son nuestras descargas, sabe lo que escuchamos y en su Inteligencia Artificial ‘piensa’ qué nos gusta para ofrecérnoslo… es cierto que nos ofrece un servicio, pero también publicidad.
Los buscadores
¿Y Google? Es uno de los grandes ejemplos de la Inteligencia Artificial en la vida cotidiana. No solo predice nuestras búsquedas (buscador), sino que también lo utiliza en su correo electrónico, en la aplicación de Mapas, en Ads (anuncios), en la búsqueda de sinónimos, de palabras similares, etc.
El ecommerce
El comercio electrónico, la venta por Internet, llegó, incluso igualó al presencial y lo superó durante el confinamiento. ¿Qué es, en qué se fundamenta? ¿Cómo es posible que nuestro ordenador personal sepa lo que vamos a buscar? Respuesta: Inteligencia artificial. Los ecommerce a los que recurrimos han recopilado información sobre nuestros hábitos y nos van a personalizar la oferta.Diagnósticos médicos
En la medicina, una máquina es capaz de hacer un diagnóstico bastante preciso conociendo qué dolencias, síntomas y analítica presentamos. De esta manera, muchos tratamientos nos pueden venir impuestos si el ingenio sabe cuál es nuestro perfil, morfología o ADN.
El GPS
El GPS ya no se comunica solo con una serie de satélites y triangula nuestra ubicación. Ahora también conoce dónde hemos estado y, posiblemente, dónde vamos a ir. Ha reconocido nuestras rutas, hábitos y otras costumbres. Sabrá dirigirnos… pero hemos perdido el anonimato.
Asistentes de voz
Los nombres Siri, Cortana, Alexa y otros más son comunes en nuestra vida. Los hemos incorporado al día a día. Les llamamos y nos responden desde un altavoz inteligente. Son asistentes de voz capaces de procesar lenguajes naturales e interpretar la orden dada o la pregunta hecha y nos reproducirá música o nos leerá un boletín meteorológico.
El teléfono
Es la herramienta más usada por excelencia. Los teléfonos inteligentes también cuentan con este tipo de tecnología, ya no exclusivamente como asistentes de voz si no en un sinfín de aplicaciones. Por ejemplo, las aplicaciones para realizar fotografías son capaces de identificar los encuadres más adecuados si te realizas un selfie o sí fotografías otro tipo de elementos (comida, edificios, un paisaje,…)
La IA en el supermercado
La Inteligencia Artificial también está detrás del orden en los lineales de los supermercados. Los sistemas instalados por las principales cadenas de distribución han estudiado nuestros hábitos de consumo, días de compra, horarios, preferencias, recorridos por los establecimientos. Con estos y otros tantos datos más, la IA diseña las pautas para colocar los productos en los distintos pasillos, a la entrada o al fondo e incluso la altura a la que debe ponerse en las estanterías.
Y, al igual que facilita la experiencia de compra al consumidor, la IA optimiza la gestión de los stock. Asimismo, la incorporación de asistentes virtuales permite durante la compra recibir sugerencias personalizadas, ofertas y hasta nos puede diseñar una ruta por el interior del supermercado.
Atención al cliente, los chatbots
Los chatbots son, por último, otro ejemplo de Inteligencia Artificial. Estos robots virtuales simulan a un ser humano durante una conversación, por lo que se han convertido prácticamente en indispensables en los servicios de atención al cliente. Pueden mantener distintas conversaciones al mismo tiempo y suponen un gran ahorro en personal.
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EXTRA: Empresas líderes en inteligencia artificial
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